por «Europa se salvó del hambre gracias a la papa..». La sentencia, tal vez un tanto exagerada, pertenece a un viejo locutor y periodista amigo amante de la historia y la gastronomía. Siempre la recuerdo, tal vez porque la especie herbácea es una presencia constante en las comidas que preparamos. Pero hay algo de épico en la idea de que este cultivo haya resistido bombardeos y ejércitos que arrasaban a su paso para saciar los estómagos de un Continente que se desangraba.
Todo esto a cuento de que acabo de leer un voluminoso libro de la autora francoalemana Geraldine Schwarz llamado Los Amnésicos ( Historia de una familia europea) que repasa la segunda mitad del siglo XX, en especial los horrores perpetrados por el nazismo. Y claro que las hambrunas y la pérdida de la dignidad humana son una constante. Pero también es cierto que millones de personas sobreviveron apelando a los pocos recursos con los que se contaba, y el Mundo siguió girando.
«Vivíamos hacinados y, como no había bastantes platos para todo el mundo, metíamos directamente las cucharas en una marmita colocada en el centro de la mesa; me parecía divertido.» escribe la autora en un párrafo conmovedor. Y esto marca un poco el tono de lo que se cuenta..
Pero la historia continúa y llegamos al fin de la Guerra y a la reconstrucción de ese Continente. Y ya en tiempos de la caída del Muro de Berlín, aparecen dos eventos en los que se describen típicas comidas europeas a las que me quiero referir: una celebración de Navidad y una recepción en un evento político.
Comenzamos por el primero: «A los veinte años, cuando pasaba por primera vez las navidades en Francia, me desconcertó la transformación de este acontecimiento grave y solemne, el nacimiento de Jesús, en una fiesta que rozaba la orgía pagana. Al menos ocho o diez platos, ostras, fuagrás, capón relleno, salmón ahumado, vieiras, pato a la naranja y tronco de Navidad desfilaban por la mesa, acompañados de litros de champán, vinos y licores..» dice textualmente.
Vamos a detenernos en el concepto Fuagrás: El foie gras o fuagrás, es un producto alimenticio del hígado hipertrofiado de un pato o ganso que ha sido especialmente sobrealimentado. Según la ley francesa, se llama foie gras al hígado de un pato cebado por sonda (alimentación forzada con maíz) (Fuente : wikipedia) ¿Que cosa extraña, verdad? Pues bien, sabemos que no es un paté y que en países como la Argentina está prohibida su producción debido a que se la considera maltrato animal.
Y en cuanto al capón relleno, pues se trata de un pollo que se castra de pequeño y se ceba para comerlo, y que al castrarse y someterse al proceso de engorde, adquiere una carne más fina y aromática que la de un gallo normal. ¿Qué tal? Podemos hablar también aquí de maltrato animal? Se los dejo a criterio de ustedes, queridos lectores.
Y debo decirles que la referencia al Tronco de Navidad me trajo cierta nostalgia: Mi madre, casi con certeza tras haber tomado la receta del Libro de Doña Petrona, lo hizo más de una vez con excelentes resultados. ¡Bien por ella! ( y por Doña Petrona, claro). El Tronco de Navidad, es uno de los postres navideños por excelencia en Europa. La tradición cuenta que era costumbre agarrar un tronco grande, decorarlo y dejar que ardiera durante el día de Navidad. Esta costumbre pasó a la repostería, y se convirtió en un dulce postre. Acá les dejo una foto para ilustrar.
Y para ir finalizando, les hablé de un evento que aparece en el final del libro y en el que hay una recepción. Bien, la autora nos cuenta que en la abundante mesa aparecen asado de buey y Knödel. ¿Qué cosa es esto último? Una vez más nos asiste wikipedia: comida muy típica de la cocina de Alemania del sureste, de la cocina de Austria, de la cocina de Bohemia, y del Tirol del Sur. Se hacen de una masa compuesta de diferentes ingredientes, y si tenemos que resumir una definición digamos que son algo así como… ¡Albóndigas de papas!
Vieron cómo empezamos hablando de papas y hacia ellas volvimos?
Hasta la próxima columna.
