En calle 18, entre 51 y 53, está la fábrica de Laurus, que también funciona como patio cervecero. Ni bien entramos la amplitud del espacio y ausencia de ruido urbano nos abrazan. Ambientado con música y pocas luces, podemos ver el cielo, y disfrutar de muy las muy buenas cervezas que ofrece este emprendimiento que ya cumplió su octavo año en el mercado.
En la misma fábrica, opera Laurus Sourclub, una rama de la empresa que tiene como propósito la producción de cervezas fermentadas y/o estacionadas en barricas, que previamente han sido utilizadas para vino o bourbon. Esta idea nació cuando algunos de los integrantes del grupo viajaron a Europa, y en locaciones como Bélgica se encontraron con este estilo de producción que no conocían en Argentina. Hoy, con varios años de experimentación y ya dos años en el mercado, no dejan de perfeccionarse y elevar la calidad del producto, que es altamente artesanal y experimental.
«Hay un grado de incertidumbre que nunca deja de estar. Nos ha pasado de poner la misma cerveza en dos barricas iguales, y aún así desarrollaron perfiles distintos» cuenta Nicolás Romagnoli, la más reciente adición al equipo Sourclub.
«Inicialmente, durante la cuarentena, mi hermano nos ofreció trabajar en la parte de diseño de Sourclub, y con el tiempo empezamos a meternos más y más en el proceso de producción, siempre aprendiendo y observando» dice Jano Fontana, quien es hoy también parte del equipo Sourclub, aunque desde siempre estuvo relacionado a Laurus porque es el proyecto de su familia.
Jano y Nico fueron a la misma secundaria. Sin embargo, su amistad comenzó a través de Sourclub, y hoy son muy cercanos. Ambos estudian, tienen sus vidas personales, pero comparten una gran pasión por la cerveza y el proyecto que los une.
Cuando comenzaron a vender el producto, junto a Nacho Curto y Ulises Fontana, que son las otras dos cabezas del equipo, tenían la visión de un club de clientes que todos los meses fueran consumidores de la marca. Su propuesta era y es, sacar una cerveza distinta cada mes del año, y las que les gustan a ellos y a los clientes, repetirlas al año siguiente. Sin embargo, hoy, lograron insertarse en la movida del vino natural en CABA, que les permitió conectar con consumidores que comprenden y valoran más el producto, que los que habían encontrado en La Plata. A través de estas conexiones generaron puntos de venta en distintas localidades e incluso provincias, aunque siguen manteniendo las tiradas de cervezas chicas y controladas, para conservar el carácter artesanal y experimental que los define. No tienen intención de expandirse demasiado en el volumen de producción, aunque sí utilizar esta inercia para seguir aumentando la calidad del producto. Además, Nico y Jano quieren promover nuevos productos como remeras y vasos, artículos con el logo y diseño suyo que es su otra pasión.
Me fui de Laurus muy contento por dos razones. Primero, la calidad de la cerveza es altísima, tanto las de de línea como las de Sourclub, con personalidades definidas y llamativas, tiradas a la temperatura y gasificación indicada. Segundo, estar en Laurus te permite tener un contacto directo con la fábrica, observar el proceso de producción, y entrar en diálogo con las personas que la llevan adelante, personas con mucha pasión por su labor y ganas de compartirla.