La pizzeria Guerrin celebró su 90º aniversario

Con una fiesta sorprendente, el monumento a la pizza porteña tuvo su merecida celebración por estas nueve décadas de vida. La ‘festichola» fue bien a lo tano: con bebida y comida a raudales, arte en vivo, juegos, canzonetas y hasta unas deliciosas piezas de ópera.

Quienes tuvimos la dicha de concurrir a la celebración nos encontramos con un Güerrín vestido para la ocasión, rememorando la época de 1932, cuando fue fundado. Pasando por el salón, y atravesando la cocina, siguiendo unas huellas del piso, ingresamos a un oscuro laberinto que al finalizar se abría a un sótano cautivante.

En primer lugar, porque allí se aloja el inmenso primer horno de la pizzería, el original, el que nunca se apaga Y luego, porque es un sitio pintoresco, con murales vintage, que estaba decorado con banderines con los colores de italia e iluminado también con tonos rojos, blancos y verdes. En el centro, había una maqueta en la que podía se observar el Obelisco y la emblemática Guerrin, que lo escolta desde su fundación, porque recordemos: las pizzas llegaron a la avenida Corrientes antes que este icónico monumento.

En un formato de feria gastronómica, con puestitos de productos, se pudo disfrutar desde empanadas, foccacias y picada, hasta la exquisita y tradicional fainá de la casa. Las pizzas iban y venían, como suele pasar en el salón de Guerrin habitualmente, donde camareras y camareros llevan y traen bandejas. Hubo muchísimas variedades: la clásica que lleva el nombre del lugar, con muzzarella, morrón, jamón y aceitunas; fugazzas y fugazzettas con su queso desbordante y la «Napolitana», con tomate en rodajas, fueron algunas de las tantas.

En los «puestitos» de la feria también había tragos y cervezas; deliciosas sfogliatellas y el increíble pan dulce de Guerrin, para el momento del brindis.

En distintos sectores habia juegos -jenga, sapo, tiro al blanco-, y un photo opportunity enorme, realizado con cajas de pizza de cartón apiladas e intervenidas por un artista -El Gordo Cocina, Dario Lopilato, Toti Pasman, fueron solo algunos de los que se fotografiaron allí- . El arte también estaba presente con Lucio Crescenti, interviniendo vasos y porrones en vivo y por un caricaturista, que «retrataba» a algunos de los invitados y les regalaba la obra. La música, en las bandejas de una Dj, que se encontraba junto a una pantalla gigante que proyectaba un video con la historia de Guerrin.

En un momento de la velada, cuatro cantantes líricos sorprendieron a todos los presentes irrumpiendo en el salón y cantando magníficamente desde piezas clásicas hasta canzonetas. El público acompañaba con palmas y con cálidos aplausos, por tan bellas interpretaciones.

Al retirarse, cada invitado se llevaba una bolsa de tela impresa con el logo de Guerrin alusivo por estos 90 años de vida, que contenía una postal, un fernecito, el «olibo» de la casa, una cerveza artesanal y un mazo de cartas.

CASI UN SIGLO DE HISTORIA

Todo un símbolo del arquetipo porteño, Güerrín funciona ininterrumpidamente en el mismo local de avenida Corrientes 1368 desde el año 1932 hasta la actualidad.

Declarada en 2011, Sitio de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, este clásico de la gastronomía es más antiguo que el mismísimo Obelisco, un paso obligado de transeúntes que recorren durante el día la ajetreada avenida y punto neurálgico de encuentro para culminar las tradicionales salidas de teatro y espectáculos de la avenida Corrientes, de la ciudad capital.

Güerrín ha sabido conservar de manera fiel la tradicional pizza al molde y al paso que le es propia, una marca registrada del estilo de pizza porteña.

Protagonista de la época dorada de las noches de teatro y testigo de la memoria emotiva de los porteños, Güerrín es un clásico que no pasa de moda. Fue fundada por los genoveses Franco Malvezzi y Guido Grondona en el año 1932 en el mismo local que funciona hasta el día de hoy.

Al principio solo funcionaba la parte de adelante con la caja y la barra para que los comensales disfrutaran una porción de camino. Con el paso de los años habilitaron todo el local con mesas y atención al público con mozos. En la actualidad la pizzería preserva sus dotes icónicos con similar diseño y ambientación con sus mosaicos venecianos y decoración en madera, bronce y mármol travertino.

Ubicado entre las calles Uruguay y Talcahuano a metros del Obelisco, cocinan más de 1500 pizzas al día de tradicional estilo al molde en los cinco hornos a leña, y como símbolo distintivo cuentan con  600 gramos de muzzarella que hacen innecesario pedir doble cobertura.

En su carta se pueden encontrar sus principales variedades: muzzarella y tomate, fugazza, fugazzeta, napolitana, fainá, pizza de cancha, jamón y morrones y calabresa, también empanadas fritas o al horno de leña, sumaron una pizza vegana y cuentan con una amplia carta de postres entre los que se destacan el tiramisú, budín de pan, flan, ensalada de fruta, melba y helado. Asimismo, el pan dulce tan característico de la marca, se vende durante todo el año; pero a partir de noviembre arranca la temporada alta y se forman largas filas de gente que buscan el propio repleto de frutas secas y abrillantadas.

Güerrin en números:
Desde 1932  se vendieron aproximadamente 9.216.000 pizzas
Tiene 5 hornos a leña
Venta diaria récord de pizzas: 2100
Porciones de fainá vendidas diarias: 500
Cerveza tirada por mes, 6000 lt.
Días en que se apaga el horno: NUNCA

Guerrin abre  de jueves a domingo de 11 hasta las 1 am y los viernes y sábados de 11 a 2am.

Ig: @pizzeriaguerrin 

 

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