Ensalada rusa

Bien, otro título engañoso como el de la última columna. Admito que es más fuerte que yo. Sucede que acabo de leer la muy buena biografía que escribió Iréne Némirovsky sobre Anton Chéjov en 1946, y que reeditó la Editorial platense Mil Botellas, y tuve un fuerte impulso de ponerne a escribir sobre la comida en la literatura rusa. Me acompañan?

En principio, digamos que hay una idea extendida acerca del arquetipo del campesino (llamado Mujik) junto a su familia, viviendo en condiciones extremas de pobreza, padeciendo hambrunas, en medio de un clima hostil, apiñados en una vivienda muy humilde y junto a un samovar bebiendo un caldo humeante. Pero no es lo único que podemos encontrar en las páginas de los extraordinarios escritores que nacieron en el inabarcable país.

En la biografía a la que aludo, por ejemplo, y en ocasión de un viaje que Chéjov realiza por Roma y Florencia, nos cuentan que el escritor piensa con nostalgia en Rusia y en un plato de Shchi. Y la cita al pie de página nos aclara que se trata de una sopa típica rusa y de Europa del Este cuyo ingrediente principal es el repollo. Y un poco más adelante, al contarnos cómo eran las veladas teatrales en Moscú en 1890, y las posteriores cenas tras ver una representación, escribía Chéjov en una carta: «Todo estaba riquísimo: pequeños champiñones, arenques, zakuskis ( entremeses,en ruso) , unos maravillosos patés que se derretían en la boca, un esturión, carne con verduras, y un helado de chocolate..»

Y no podemos pasar por alto el capítulo V de dicha biografía, ya que Némirovsky nos habla de la Tienda del padre de Chéjov: «Era un almacén, una herboristería y una mercería a la vez. Ahí podía encontrarse té, aceite de oliva, pomada para el pelo,petróleo, macarrones y pescado seco. Sobre el mostrador, pendían unas guirnaldas hechas con caramelos ensartados a un cordel.. en unos barrilitos de salmuera nadaban arenques. Los Productos Coloniales Halva, Rahat, Lokum, Pasas de Corinto( Dulces provenientes de Medio Oriente y Turquía,respectivamente) tentaban a los chicos del Puerto..»

Pero veamos otros ejemplos: GOGOL, en uno de sus textos célebres habla de «Noches en una granja cerca de Dikanka, donde las albóndigas con crema agria se meten en la boca..» Y en otro párrafo: “Pero tan pronto como vengas de visita, serviremos melones del tipo que tal vez no comiste cuando eras viejo; pero cariño, me preocuparé, no encontrarás nada mejor en las granjas. Imagina que, al traer el panal, el espíritu recorrerá toda la habitación, es imposible imaginar lo que es: puro, como una lágrima o un cristal querido que ocurre en los pendientes. ¡Y qué pasteles alimentará mi vieja! ¡Qué pastel si solo supieras: azúcar, azúcar perfecto! Y el aceite simplemente fluye por tus labios cuando comienzas a comer.

Veamos otro ejemplo ahora, el poeta  Alexander Pushkin: «Como papas asadas como un maimista, y huevos pasados por agua como Louis XVIII. Esta es mi cena», escribió  a su esposa Natalia en una epístola. La receta de Pushkin para las papas asadas consistía en hervirlas, pelarlas y freírlas con mantequilla, hierbas, sal y pimienta.

Y si hablamos de las mejores plumas rusas, el inmenso Tolstoi no podía quedar afuera. En alguno de sus textos se menciona un plato llamado Krupiannik, que se puede comer frío o caliente. Investigando en la web descubro que se puede hacer sin relleno, pero también dulce ( con albaricoques secos o pasas) o vegetal ( con brócoli, setas). Y un tipo de grano llamado Alforfón, al que no conocemos por estas latitudes.
Pero algo que no muchos saben es que León Tolstói, autor de los clásicos de la literatura rusa ‘Guerra y Paz’ y ‘Anna Karénina’, se hizo vegetariano después de cumplir 50 años.

Existe un libro de recetas de la familia del escritor ruso revela que los huevos eran uno de sus alimentos favoritos en los últimos 25 años de su vida. De acuerdo con un libro de recetas de la familia del intelectual ruso, lanzado por el Museo Yásnaia Poliana —antigua residencia de los Tolstói—, el escritor los consumía sobre todo en el desayuno y de formas muy variadas:  fritos, con tomate, en tortilla, revueltos con champiñones o con eneldo, pasados por agua, con guisantes —arvejas—, con tostadas, con alubias —judías, frijoles— y coles de Bruselas.

Y es tiempo de ir cerrando. ¿Resolvemos el tema del título?. Bueno, como seguramente muchos ya saben en Rusia existe algo parecido a la ensalada rusa pero con otro nombre: se la conoce como “ensalada Olivier” y recibe este nombre en muchos países en honor a Lucien Olivier, cocinero belga de origen francés que se hizo famoso por la ensalada que servía en el restaurante Hermitage, de Moscú, a mediados del siglo XIX.  Pero no recuerdo que la hayan mencionado los autores que fueron apareciendo en esta columna.

Hasta la próxima!!!

Alejandro Bidart

Periodista y citybellense por adopción.

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