
Lo nuevo: Calma, arte y café de especialidad
Hace pocas semanas la ciudad dio a luz a Calma, un nuevo local que entrelaza la cafetería de especialidad y distintas manifestaciones artísticas, en la efervescente zona universitaria circundante a Plaza Rocha.
Antonela y Leandro son una pareja que no proviene del universo gastro. Artista plástica y experta en encuadernación ella, programador él, apuntaban inicialmente a la construcción de un espacio en red de productores de bienes artísticos y emprendimientos varios, desde ilusrtaciones hasta cerámicas pasando por tejidos y velas. A partir de esa idea madre surgió el agregado de la calma cafetera, de la pausa necesaria ante el pulso nervioso que imprime el cotidiano de la ciudad.
«Calma para nosotros es como un segundo hogar, un refugio. Buscamos también que en esa cuestión de la comodidad y de la relajación también esté presente la instancia del aprendizaje: una manualidad, una técnica distinta, con acuarela, pintura, collage; por lo ofrecemos varias dinámicas de clases y talleres», explica Antonella en diálogo con TUCO.
Respecto a la incorporación al universo cafetero, señala que fue «gracias a Seba Biglieri, que es quien nos brindó una asesoría excelente, nos metió de lleno en esta pasión. Capaz que antes, como simples consumidores, no estábamos tan atentos al detrás de escena, y una vez que pasás a hacerlo entendés más la materia prima y el arte en sí que es todo el proceso, por lo que convive perfectamente con toda nuestra búsqueda, que es lo primero que notás cuando ingresás a Calma».
La carta de café es siempre la misma, con materias primas provistas por el Laboratorio de Café, aunque con la llegada de temperaturas algo más elevadas se incorporarán opciones de café frío. Pero el panorama se completa con una variada y tentadora oferta de laminados y pastelería general, producto mayoritariamente de las creaciones de los berissenses de Hohaldre, más algunos aportes de Lebrel: medialunas dulces y saladas, croissants, fosforitos, chipa, muffins, alfajores y budines.
El muralista encargado de la ambientación es Juani Mosquera, mientras que las encargadas del proyecto arquitectónico fueron las profesionales de Jeitinho Estudio Creativo.