Vinos naturales

Los otros vinos (I): Verde Vino, una tienda virtual pionera en la venta de orgánicos, verdes, naturales y biodinámicos

La idea, que se materializó en plena pandemia, fue el resultado de un trabajo final de un curso a distancia de la carrera de Enología. Verde Vino cuenta con una rigurosa y extensa base de datos, información detallada de cada una de las categorías y la facilidad de envíos a todo el territorio nacional. Sin embargo, esa faceta es apenas una parte de un proyecto más grande: el de un viñedo propio en el noreste de la Provincia en armonía con el medioambiente, una producción de vinos sin agregados de ningún tipo, con la menor intervención de la mano humana posible. Te contamos su historia.

Vino orgánico

La llegada de Bianca, su hija de 8 años, fue el puntapié inicial de un profundo proceso de transformación de las vidas de Andrés Galván y Marianela Grosso. Primero fueron las mamaderas de refuerzo sugeridas por el pediatra ante presuntas dificultades de crecimiento, rechazadas por la bebé. Luego fueron una serie de reacciones de tipo alérgicas ante cada ingesta de tomate que, de un modo inexplicable, desaparecían cuando probaba los que cultivaba la abuela en su huerta.

«Cambiamos de médico, nos dijo que la nena no tenía problemas de crecimiento, que no era necesaria esa suplementación. Empezamos a dudar. Allí comenzamos prácticamente a comer todo orgánico. Primero fueron las verduras, luego dejamos las harinas, la cerveza. El vino sin embargo no, si es natural. O al menos así lo pensaba», explicó Galván en diálogo con TUCO.

Unos pocos años después, Galván y familia -residentes en Cardales, partido bonaerense de Exaltación de la Cruz- cumplieron con el anhelo de participar de una vendimia, uno de sus grandes sueños desde siempre. Por proximidad geográfica eligieron Uruguay, específicamente la bodega Garzón. Ese episodio fue fundacional.

Luego, Andrés y Marianela comenzaron una avezada investigación sobre el mundo de los vinos, las prácticas productivas y su relación con el entorno medioambiental. Hasta que apareció la pandemia y el proceso parecía congelarse. «Estaba estudiando enología a distancia en el IESVU de Mendoza y en el trabajo final de una de la materias había que proponer un proyecto. Así que se me ocurrió crear una base de datos con venta al público de todos los vinos orgánicos del país, con su información organoléptica, método de elaboración, etcétera. Y que encima los puedas comprar desde tu casa, donde estés.  Así surgió Verde Vino«, detalló.

La (no) intervención

En la senda del aprendizaje, Galván se llevó una gran sorpresa en su primera clase en línea de Laboratorio. El docente presentó un vino blanco y señaló diferentes problemas de composición, como la turbidez y el tipo de aromas, y procedió a agregarle diversos elementos. «Abrí los ojos, no lo podía creer, se cayó un poco lo que consideraba sobre cómo se hacía un vino, lo lejos que estaba de ser un proceso natural. Con el transcurrir del tiempo descubrí que cuanto más chica es la producción o más controlada es la pequeña producción, mejor puede ser tu vino, o sea, si se viene si la uva es una porquería de movida no, pero si tu uva es buena y la cuidaste, si está bien la fermentación…todo es mucho mejor».

Así aparecieron los vinos naturales, que son aquellos que tienen la mínima intervención, tanto en el cultivo como en la producción -sin agregados de levaduras, sólo se utilizan las autóctonas de las uvas y el ambiente; no se filtran ni estabilizan- y no requieren ningún tipo de certificación, a diferencia de los orgánicos y los biodinámicos.

El interrogante, entonces, era darle vida a Verde Vino, contactar productores, bodegas, interiorizarse de la información técnica con precisión, convencerlos para la comercialización virtual. «El poder lo teníamos nosotros como consumidores. Empezamos a pedir información precisa, las planillas, el certificado de libre circulación del INV, pero nos dimos cuenta que no era del todo real. Iba al laboratorio, analizaba los vinos y caí que muchas veces te dicen que el producto está hecho de tal o cual manera y no era así», aseveró.

Andrés Galván y su familia construyen su sueño todos los días. Sin límites, arrojados por la pasión pero con meticulosa y estratégica planificación.  Actualmente cuentan con sus primeras vides en pleno crecimiento, en algún lugar del noreste bonaerense, para lo que será la película completa. «En la búsqueda compramos y probamos vinos que sean ricos, sanos, buenos para el ambiente. Es nuestro objetivo y al mismo tiempo un proceso de aprendizaje para el día de mañana hacer los vinos en nuestro viñedo, incluso algo más grande aún, un barrio entero con viñas con unas pocas casas en un espacio común para compartir con todas aquellas personas que tengan la mismas inquietudes. Ese es nuestro sueño y allá vamos. De a poco, pero vamos».

Vino orgánico

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