por Cuando a fines de la primera década de los años 2000 cruzó por primera vez los pasillos de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Magalí Caviasso ni por asomo fantaseó con obtener un galardón de reconocida trascendencia mundial en coctelería.
Varios años después, en este 2023, participó del Johnnie Walker Whiskey Design Bartender Challenge, una competencia que contó con la participación de bartenders de todo el mundo, cuyo principal objetivo es la creación de una receta original que contenga como ingrediente principal el afamado Black Label.
Caviasso -de 32 años, nacida en Venado Tuerto e integrante del equipo local de la empresa transnacional Diageo cuyo portfolio incluye a Johnnie Walker-, creó el trago “El Consuelo” inspirado en el clásico Rob Roy (whisky, vermut, bitter Angostura más cerezas y piel de naranja para decorar) para competir en la categoría Brand Ambassador.
En ese segmento concursaron profesionales de 47 países que representaron un total de más de 200 recetas. Allí, la argentina fue elegida como la ganadora por la región Centro y Sudamérica por un jurado selecto encabezado por Tim Phillips Johansson, embajador global de Johnnie Walker; Adrián Michalčík, World Class Global Bartender of the Year 2022; y Nick Tesar, ganador de World Class Australia 2022 y del desafío Walker en la última competición global de World Class.
Por su parte, las y los ganadores del certamen recorrerán desde el 18 de mayo varias destilerías escocesas y participarán -entre otras actividades- de una degustación exclusiva de Black Label con Emma Walker, que es la primera Master Blender femenina de la marca del elegante caminador de perfil. Y, por supuesto, disfrutarán a pleno la experiencia de disfrutar del Johnnie Walker Princess Street, en Edimburgo, un templo de ocho pisos en homenaje a los más de 200 años de su historia.
El Consuelo
“Utilicé ingredientes que podían hacer que el cóctel sea fácilmente replicable. ¿Por qué? Porque también pensé que el jurado no lo iba a tener físicamente presente al cóctel, ya que le evaluación era por imagen y receta. Y si bien tengo, al ser bartender, un montón de elementos e ingredientes de coctelería, decidí prepararlo con los insumos más hogareños posibles, si se quiere”, detalló la galardonada santafesina en diálogo con TUCO.
A la base del Black Label le incorporó un vermut rosso dulce y un almíbar de té Earl Grey aromatizado con bergamota. “Hice la infusión, agregué azúcar, esperé a que se enfríe y lo integré con un agregado de vinagre de arroz, que le aportó un poco de acidez y redondea y el cóctel para que no sea muy dulce, porque mi idea no era que sea un dulce, pero que sea fácil de tomar. Entonces es un digestivo, es decir, sugerido para tomarse después de una cena. Finalmente tiene un splash de pomelo para perfumar”, explicó.
Una vez ideado, lo pasó a papel y envió con urgencia ya que fue al filo del cierre de la admisión de la competencia. Tenía dudas lógicas, sobre todo al momento de pensar en la cantidad de participantes de todas partes del globo. Tomó coraje y lo decidió; incluso montó una especie de set fotográfico doméstico para retratar la imagen requerida.
“Fue un poco gracioso también como me enteré porque soy medio despistada con el mail y viste que te llegan como muchos de publicidad, de cosas que una por ahí no le da bola. Una mañana me levanto, pongo la pava para el mate, veo que me llevo un mail con remitente medio raro. Entro y decía algo así como ` ¿confirmás si vas a venir a Escocia? ´. Entonces empecé a buscar entre los mails y hacía cuatro días me había llegado uno donde me felicitaban porque El Consuelo había sido seleccionado para el challenge de Johnnie Walker Black”, rememoró.
De casualidad
Mientras daba sus primeros pasos universitarios, en una de sus visitas familiares a Venado Tuerto, dio con una amiga que trabajaba Base 1, el boliche de la ciudad. “Magui, me falta gente para esta noche, ¿te animás? Le dije que sí, obviamente. Desde ese día nunca dejé de trabajar en una barra. Pegué buena onda con el encargado de ese momento, que conocía mi mamá y me dijo, `che, mirá, nos gustó cómo trabajás, si te interesa cuando vengas a Venado, sabés que podés venir a trabajar con nosotros´”, recreó Caviasso.
Cada quince días aproximadamente retornaba a su ciudad natal y en esos fines de semana preparaba tragos a granel. En paralelo, en Rosario, iniciaba su recorrido leguleyo en un estudio jurídico. Hasta que en un momento la convocaron de un bar allí, por lo que tuvo que abandonar los viajes a Venado.
“Ese bar quedaba a la vuelta de donde vivía, muy cerquita de los tribunales de Rosario; era como que me tenía que dividir entre el bar o el Derecho cuando me recibiese. Y ganó la coctelería porque en 2015 tomé la decisión de dejar la Facultad y meterme de lleno. Fue una gran decisión. Me gusta mucho trabajar de esto y lo hago con alegría, con pasión”, recordó.
Mujeres y barras
Si bien el oficio estuvo históricamente relacionado al universo masculino, como en tantas otras actividades, el rol de la mujer lo ha modificado bastante. “Al principio me acuerdo de que la presencia femenina detrás de la barra era ornamental, donde había que vestirse de tal o cual manera para vender más, sin importar otra cosa. Hoy las mujeres estamos súper preparadas; sin embargo, al hombre no se le cuestiona si sabe de bebidas, se da por sentado que sí, pero a nosotras todo el tiempo el tiempo nos miden a ver cuánto sabemos. Por eso me parece importante también trabajar en comunidad con otras mujeres, compartir experiencias, generar redes. Ayuda mucho a que las cosas cambien”, manifestó.
En esa línea, Caviasso se encuentra en la actualidad detrás de un proyecto denominado “Caminando Juntas” junto a Ani Varela, bartender y Brand Ambassador de Diageo, y colegas de Chile, Perú, Bolivia y Uruguay, que consiste en darle visibilidad al trabajo colectivo de las mujeres al frente de las barras. “Todavía está en proceso de armado pero lo presentaremos prontamente; estamos muy contentas porque nos parece que es aportar un granito de arena en esto que tanto queremos».
