por La chef Verónica Cassinelli propone cenas íntimas en su hogar, junto a la sommelier Paula Lico. El menú tiene ocho pasos y ocho vinos. Son para grupos reducidos, en veladas que se prolongan con charlas sobre los productos, sus técnicas de cocción y la conciencia alimentaria. Una experiencia para disfrutar y aprender, con rica comida sobre la mesa, una buena copa de vino y disfrute hasta que las velas –o la parrilla- no ardan
Dicen que cada crisis, trae una oportunidad. Y también es cierto que a las oportunidades hay que buscarlas y creer firmemente en ellas. Cuando la dura economía de 2018 golpeó fuerte, la cocinar Verónica Cassinelli se vio obligada a cerrar su restó Cassilda, que con sus detalles y buena cocina, era un oasis gourmet en pleno centro platense (estaba en 50 entre 10 y 11). La historia es larga, pero tuvo que sacar un crédito para pago de sueldos, remató equipamiento y mobiliario… todo lo duro y triste que conllevan los cierres de etapas que fueron geniales. Con la hoja en blanco, la expertise intacta, las ganas de trabajar y cocinar la llevaron a crear en su casa un espacio de enseñanza, que luego devino en el lugar ideal para armar cenas íntimas, de 10 o 20 comensales, experiencia que lleva a cabo algunas veces por mes y de la que disfruta “enormemente”.
“Con las cenas en casa arranqué en el 2019. Durante todo ese año estuve haciendo una especie de cenas-clase, que eran dos veces por semana, acá en casa, con un grupo limitado: para 5 personas. Con la gente que finalizaba las clases, siempre terminábamos comiendo y tomando un vino… y me decían ´tenés que hacer algo´. A partir de ahí me propuse empezar a armar las cenas en casa. Hasta que empezó la pandamia de 2020 estuve haciendo cenas cada 10 días más o menos, para 10 personas. Cuando el clima se puso lindo, fueron hasta para 20 personas. Lo que tiene para mí de diferente, el recibir en mi casa es que es algo muy íntimo, pero a la vez súper descontracturado. A veces lo íntimo remite a protocolar o más rígido, pero esta situación es totalmente al revés. Hay algo en el hecho de que las cocineras y cocineros abramos nuestras casas, a la gente le gusta mucho”, percibe Vero.
“La gran diferencia es que la gente es que la gente se siente que está en su casa, porque el contexto es una casa habitada como hogar, no un simil casa donde se hacen cenas. No. Es mi casa, entran a mi intimidad. Eso a la gente le gusta, ver qué cuadros tenés, cómo es tu cocina, cómo te manejás vos en tu cocina. Da la sensación de estar con amigos y amigas… muchas veces la gente no se conoce toda entre sí, pero la noche se extiende hasta la 1 o 2 am y están todos charlando como si fuesen amigos. Es muy interesante ese intercambio que se da en propuestas como estas”, agrega la cocinera, feliz de haber creado este espacio de intercambio único.
UNA COMUNIÓN
La experiencia en lo de Cassinelli es plena: reúne buenos productos, platos ricos, vinos exclusivos. Ella lo resume así: “más allá de que lo que reúne, lo que hace la comunión ahí, tiene que ver con la comida y la bebida –mis cenas siempre son junto a la sommelier Paula Lico, es un trabajo en equipo, de 8 pasos con 8 vinos; hacemos un juego de maridaje, de cata- tiene que ver con lo que se va generando en el transcurso de la noche. Por eso es muy diferente a ir a un restaurante. Es totalmente otra experiencia, no sé si más linda, pero sí sé que es una cena en la que se ponen en juego otras cuestiones alrededor de la comida. Es una forma en la que me encanta trabajar. Me gusta y le encontré la vuelta. Le fui encontrando un timing y un desarrollo muy piola, que se reflejaba en el placer de la gente. Tuve muchos años restaurantes y también trabajé en varios: pude observar cómo se desarrollan las noches ahí. Pero esto es otra cosa, porque es una experiencia compartida, en la que se pone en común todo: hay comida rica, pero también hay información, se comparte otra energía”.
¿Cómo es abrir la casa de uno para comensales desconocidos? “Lo de poner mi casa fue un devenir de cosas y de a poco. Dos veces por semana venían dos grupos distintos, durante un mes… era como que venían amigos, a los que yo le enseñaba a cocinar, que después terminábamos comiendo. Fue algo paulatino y me gustaba que mi casa empiece a ser un lugar donde la gente venga con ganas, a disfrutar, a comer y charlar con sus compañeros y compañeras que conocían acá, en mi hogar. Yo también fui teniendo una adaptación a eso y me empezó a encantar que mi casa fuera a tener esa dinámica de recibir personas y a que empezara a desaparecer esa pared entre lo privado y lo público. Me empezó a gustar y también fue muy importante que mi familia se adaptara a eso y me apoyara, ya que esas noches mi compañero y mis hijas se tenían que ir. En 2020 con la pandemia no pude dar las clases, pero si hicimos algunas cenas”.
UNA CENA COMPLETISIMA
“Siempre son 8 pasos, con 8 vinos que acerca Paula Lico, la sommelier salteña. A veces también hay tragos, así que armamos una barra. Las que son adentro son básicamente de cocina, las que son afuera a veces tenemos temática especial que es parrilla, donde absolutamente todo –postre, prepostre,todo- sale de la parrilla”, dice Vero y agrega: “lo que a mí más me interesa es bajar a la cena mis creencias sobre los alimentos y la forma de alimentarnos. El ser conscientes de lo que comemos, de los productos, de los productores que están detrás de cada alimento. Eso la gente lo súper agradece: el saber qué es lo que porta cada plato. Se da un fluido de información muy piola, sobre como ser consumidores responsables”.
La buena aceptación de esta propuesta es unánime: “los comentarios que recibo son siempre muy gratificantes. Las anuncio y ya se llenan. La gente viene en busca de mi cocina, pero también de todo el momento que se genera. Lo extraño es que cuando tenía restaurante me costaba salir al salón, interactuar, y sin embargo estas experiencias en casa me ayudaron a disfrutar el hecho de compartir con los comensales, charlar, disfrutar juntos; no tengo dudas de que esta dinámica llegó a mi vida para quedarse”, se alegra Vero, al hablar de esta gran oportunidad que buscó, desarrolló y hoy le trae tanto disfrute profesional y personal.
Ph: Manuel Cascallar.
