Visita a los viñedos y bodega de Berisso

La uva (y el vino) como identidad y patrimonio de una ciudad con una cultura gastro muy marcada por las distintas colectividades. Berisso fue protagonista con una inmigración masiva debido a la actividad portuaria. Y en las tierras bajas de la isla y del monte costero, muchos de los pioneros cultivaron sus quintas de verduras, hortalizas, frutales y vides.

En el Mes del Vino (y en el marco del 150º Aniversario de la ciudad de Berisso), visitamos el campo de Ruben Verón un productor vitivinícola integrante de la Cooperativa de la Costa de Berisso. El recorrido guiado por Claudia Sepúlveda, la única mujer viñatera de la zona, acompañada por la licenciada en Turismo Lorena Alborghetti, quien aportó datos relevantes de la producción del Vino de la Costa.

«La uva llegó con los inmigrantes (principalmente de origen italiano, español y portugués) hacia fines del siglo XIX. Otro legado importante que han dejado los primeros pobladores de la zona lo conforma la gastronomía perteneciente a cada una de las colectividades», cuenta Alborghetti.

La implantación de la vid americana bajo el sistema de parral se adaptó singularmente a las condiciones locales, dando como resultado un vino diferente por su aroma frutado y particular sabor, que es reconocido desde hace un siglo por la población de nuestra ciudad y región. «En Berisso tenemos viñedos de más de 100 años y han persistido con el tiempo», dice Sepúlveda.

«Este sistema de parral en Berisso se utiliza en zonas bajas. Estamos a 500 metros de la costa del río. Cuando el rio ingresa, los parrales se llenan de agua; este es el motivo por lo que tenemos parrales en altura, con surcos para que fluya el agua», cuenta la viñatera quien sorprendió con este dato: «Por semana puede haber 2 inundaciones por semana».

    

En la actualidad, la superficie total de cultivo que ocupa la vid Americana a crecido a unas 25 hectáreas en el partido de Berisso, distribuidas en un pequeño número de fincas, aunque la producción crece año a año en volumen, calidad y variedad. Una parte de la producción de Berisso se destina a la venta de uva en fresco y otra parte a la industrialización, y dentro de ella la Cooperativa de la Costa elabora vino, jugo y conservas.

Los campos de Rubén Verón ocupan 2 hectáreas y hay además cultivo de ciruelos y mimbre. Vides con más de 18 años de antigüedad y todos están inscriptos en e INV, el Instituto nacional de Vitivinicultura que es el ente que regula la actividad vitivinícola.

En el mes del vino, los productores hacen la poda. Los parrales se sotienen con una estructura de  «arboles vivos porque cuando sube el rio, la tierra afloja. Entonces primero se podan los cabezales y luego el viñedo», cuenta la guía. En este campo se realiza poda mixta (también existe la poda corta o la poda larga). «La diferencia está en qué cantidad le dejo de yemas, y esto es determinante en la cantidad de kilos que va a dejar la planta. El viñatero lo decide durante la poda. En Berisso, la mayoría de los viñateros hacen una poda mixta: dejan el sarmiento cortito con 2 yemas y un cargador con 4 o 5 yemas. Eso es lo que se hace en general».

   

La uva Isabella es una variedad de origen americano, perteneciente a la familia de las “Vitis Labrusca”. El INV sólo permite producir esta cepa para vinos en Berisso y Avellaneda. «En Argentina se cultiva esta misma uva en Colonia Caroya en Misiones y Entre Ríos; en Sudamérica se cultiva en Uruguay, Brasil y Ecuador. Pero muy pocos se dedican a hacer vinos con esta uva», dice Sepúlveda y agrega: «la característica particular es que tiene un 3,5% de acidez, y una graduación alcohólica no mayor a 11.5». Sus aromas recuerdan inmediatamente a las uvas frescas y las frutas rojas -frutillas, moras, frambuesas

Los viñedos de Berisso se ubican en la zona de Los Talas. «Este es un lugar ideal para hacer plantaciones agroecológicas. No tenemos cerca plantaciones ni de soja, ni de trigo ni de nada. Acá hay una superficie productiva vitivinícola de 25 hectáreas en todo Berisso, y el 25 % pertenece  ala Cooperativa de Berisso. Los productores van entendiendo de a poco qué aplicar para ser cuidadosos con el medioambiente. Ahora estamos luchando de cómo proteger el sistema productivo de Berisso porque Los Talas está creciendo mucho y la urbanización es una amenaza», agrega Sepúlveda.

«Aca hay toda una tradición viñatera. Y el hecho de trabajar en cooperativa y en forma colectiva conla vinculación con el otro, es lo valioso». La Cooperativa tienen 12 productores en Berisso. «La conformación de la cooperativa resultó ser una herramienta indispensable de organización de la actividad vitivinícola en Berisso, y fundamentalmente para unir a los productores en el trabajo conjunto, así como también posibilitó una mayor visibilidad de la producción agrícola y rural», asegura Alborghetti.

«Muchos lo comparan con los vinos de Mendoza. Pero en la diversidad está la riqueza. Este es otro vino, otro producto. No hay que compararlos ni con un Syrah ni un Malbec, es otro producto. Este producto no es malo, es un vino legítimo, no tiene agregados de levadura. Es un producto puro», dice la viñatera a lo que Alborghetti agrega: «Cada lugar tiene lo suyo. No sé si hay un vino mejor que otro. Son distintos y son diferentes las variedades de uva. A unos les puede gustar uno más que otro, pero lo importante es que son productos diferentes, a partir de uvas y de suelos diferentes».

   

       

        

Los productos talenses los encontrás cada segundo fin de semana del mes en el Mercado de la Ribera. El vino también se distribuye en algunas vinotecas y almacenes de la ciudad.
Si querés sumarte a actividades como esta, seguí la cuenta en Instagram: @vinocostadeberisso

 

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