Oh la lá Paris!

Habitualmente cuando se piensa en Francia, viajamos a la velocidad de la luz hacia París. La capital francesa atrae a millones de turistas en el año, de hecho colabora a que Francia sea el país más visitado del mundo!

Desde niña, Manu, soñaba con ir a París a conocer, abrazar, subir y atravesar la Torre Eiffel. Por lo tanto, hacernos una escapada por la ciudad y su gastronomía, era indispensable en nuestro viaje, y ¡otro sueño cumplido!

Como toda capital, logra sintetizar los platos típicos del país en líneas generales. Creemos que son los imperdibles que tienen que tener en cuenta si vienen de viaje por estos lados.

El paseo comenzó una mañana fresca de otoño, cuando nos dejamos llevar por el suave y envolvente aroma de la patisserie vecina, aquella panadería francesa en medio del barrio Montmartre, donde horneaban unos manjares mantecosos muy populares como son el Croissants, con una masa hojaldrada, bien mantecosa, primos de nuestras medialunas. Y los Pain au chocolat o pan de chocolate, relleno de chocolate, envuelto en una masa de hojaldre, de forma rectangular y aplastada. Dos opciones que no pueden faltar en un buen desayuno francés, al que se le puede sumar un buen pan brioche.

              

Otra dulzura que acompañábamos con café son los Éclair o como les decimos nosotros, los Palos de Jacob. Hechos de pasta choux, huecos y crujientes. Los rellenos de chocolate son nuestra perdición.

Pero si hablamos de un clásico son ¡los Crepês! Primos de nuestros panqueques aunque su masa sea diferente. Pueden estar rellenos con azúcar, limón, Nutella (crema de cacao y avellanas), crema, frutas… ponerle lo que quieras. Se venden en las creperies, en puestos o kioscos callejeros, en confiterías y en los mejores restaurantes. Si nos preguntan, nuestro preferido es el de Nutella.

Ahora si hablamos de unas joyitas que nos vuelve locos, son los Macarons. Dos tapitas de una masa a base de almendra, de textura merengada, unida por distintos rellenos, super coloridos y exquisitos. De apariencia son alfajorcitos multicolores pero de sabor y textura es como comer un pedacito de cielo, de alcoiris, de magia, con una primer capa crocante al morderlo, que se vuelve esponjosa hasta traspasar el relleno. Hemos probado muchos, pero hasta el momento los de Ladurée nos parecieron los mejores; son un poco costosos, pero vale la pena darse el gusto y hacer la tremenda fila para entrar a la tienda.

            

Un dato de color, es que los parisinos son fanáticos del chocolate, y le hacen frente a este antojo, degustándolos de los mejores chocolatiers. De hecho, una de las atracciones es visitar la Maison Georgues Larnicol donde se exponen esculturas de chocolate, como la Notre Dame de París.

Si dejamos de lado el mundo chocolatoso y dulce, nos encontramos con una gran variedad de quesos y platos elaborados con ellos, como la fondue y la raclette. Estos platos los probamos por primera vez en Paris, en el Barrio Latino, donde hay miles de restaurantes que ofrecen como estrellas del lugar estas especialidades con queso. Pero realmente, los quesos ¡no pueden dejar de probarlos!. aunque sean los del supermercado. Podés comprar un par y armarte un picnic en los jardines de la Torre Eiffel o en los Jardines de Luxemburgo.

Si chequeamos la lista de platos extraños que hemos probado, están incluidos los Escargot a la Bourguignonne, unos caracoles de tierra preparados con una mantequilla de perejil y ajo. Con unas pinzas especiales o con un tenedor, se saca del caparazón el caracol y es ahí donde comienza la aventura. En resumidas cuentas, si les gustan los frutos de mar, entonces les van a encantar. Su textura es un poco gomosa pero su sabor es increíble, los comimos en varias oportunidades y cada vez nos gustan más.

En cuanto a entradas, una muy popular en Paris de la que no esperábamos demasiado y nos sorprendió gratamente fue, la Sopa de cebolla. ¿Qué contiene? Cebolla, manteca y queso, sencillamente imperdible.

              

También lo son los Omelettes que pueden estar rellenos de champignon, verduras, jamón y queso. Estos últimos los comíamos en el desayuno, la dueña de la casa en donde nos quedábamos nos hacia uno a cada uno, una hermosa bomba para arrancar el día. Como lo es el Croque Monsieur, el sándwich más conocido de Francia, relleno de jamón, queso y bechamel, horneado y gratinado.

Durante toda nuestra estadía en París, pudimos hacer una gran travesía gastronómica, encontrando como común denominador en las cartas, a ciertos platos típicos como:

Boeuf Bourguignon: carne de buey, cocida con vino tinto, acompañado con hierbas.

Blanquette de veau: ternera blanqueada con cebolla y arroz. Sutil y cremoso.

Coq au Vin: un estofado popular que es básicamente, pollo al vino. Acompañado de cebollas y panceta frita, laurel y tomillo.

Filetes jugosos con patatas fritas y salsas con base de manteca. Un buen lugar para probarlos es Le Relais de l’Entrecôte.

Steak Tartare, elaborado con carne cruda molida de ternera. Se acompaña generalmente de cebollas, alcaparras, yema de huevo y pimienta fresca. No a todos les gusta, para nosotros estuvo muy bien probarlo pero no lo pediríamos de nuevo.

       

Quiche Lorraine: tarta a base de huevos y crema, con carne y queso.

Vichyssoise: puré de puerros, con el ingrediente principal puerro, papas, cebolla, crema y leche.

Canard a l’Orange: el famoso pato a la naranja cocinado lentamente en el horno, donde se le va incorporando naranja para lograr el sabor del cítrico.

Quenelle, una mezcla de pasta con algún tipo de carne desmenuzada, en forma cilíndrica, por eso el nombre. Nosotros los probamos con la clásica salsa Nantua, a base de bechamel y mantequilla de cangrejos.

Y como les contamos en el artículo anterior, no puede faltar el Foie Gras, Ratatouille, Confit de Canard.

Podemos recomendar varios sitios para comer pero hay uno que reúne las tres B, el Restaurante Bouillon, es bueno, bonito y barato! Nuestra recomendación es ir bien temprano para evitar filas súper extensas o ir con un poco de paciencia extra, realmente vale la pena.

¡Ah! Por si no lo imaginaban, hay una forma de poder disfrutar completamente de estas experiencias, el bajativo para todos estos platos, son la gran variedad de vinos franceses como los de Burdeos.

Au revoir, à la prochaine

   

Seguí las aventuras de Manu y Facu en Instagram: @chonesxelmundo / @cieloytierra_ar

 

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