Fue producto del confinamiento y una serie de coincidencias que llegamos a Normandía. La visita que duraría unos 40 días. Esta región francesa se ubica al norte y sus costas están bañadas por el Canal de la Mancha. Famosa por ser escenario en la II GuerraMundial, del importante Día D y los meses posteriores, propone una gastronomía sabrosa y calórica con dos ingredientes pilares que acompañan todas sus recetas: la leche de vaca y la manzana. De acá salen sus sabores, salado y dulce, plato principal, bebida y postre.
La leche de Normandía es consumida en toda Francia por ser la región con más población vacuna y por la calidad. Aquí existe varias denominaciones de origen (AOP) referida a los quesos, que en algunos casos llevan el nombre de la ciudad de creación: Elfamosísimo Camembert de Normandía, Pont l’Evêque, Livarot y Neufchâtelt, entre otros. Todos comparten una característica cremosa y algo más suaves que en otras regiones. Es muy común verlos como parte de un aperitivo o también como postre acompañando de alguna confitura. Nuestra preferida fue de pimientos y tomate verde. ¡Un camino de ida!.
En nuestra recorrida en las playas del desembarco, visitamos la comuna de Isigny-Sur-Mer que cuenta con otro AOP, siendo considerada por los lugareños como la capital de la manteca y la crema (Beurre et Crème d’Isigny A.O.P). Al visitar este pueblo pudimos ver que hay una Cremerie junto a la otra donde también producen el Caramelo Isigny, un dulce típico y delicioso. Continuando, por la costa, encontramos la primera heladería que veíamos junto al mar y elaborado con esta famosa crema. Nos tiramos de cabeza por un cucurucho, rodeado de antiguos bunkers alemanes.
Entre tanto campo y pasturas que tiene esta geografía, se consume mucha carne en relación al resto del territorio. Además de la carne vacuna, los normandos disfrutan del peculiar cordero de prado salado. La bahía de Mont-Saint Michel tiene la variación de mareas más grandes de Europa, lo que genera que por momentos haya sectores inundados por el mar y luego de unos días esas pasturas salinizadas queden descubiertas. El animal se alimenta allí y produce una carne fina y pré-salé, pre salado.
Una preparación cárnica de la zona, y aquí verán porque decimos que la comida escalórica, son las Tripas o Callos a la moda de Caen. Es un guisado donde se cocina en una olla los 4 estómagos de la vaca mas los pies deshuesados por varias horas junto con algunas verduras. Según dicen, el truco es sumarle un vasito de Calvados a la preparación. Una bomba.
Por otro lado, en Normandía está la mayor producción de manzanas, y en menor medida de pera. Esto recae en un sinfín de preparaciones con este ingrediente, como la Tarta de manzana con nata fresca hecha con masa quebrada, el Norman Douillon o el Hojaldre de Andouille, manzana y camembert similar a unas empanadas, pero siempre todo bien mantecoso. Pero el fuerte aquí son las bebidas: la Sidra Normanda es la reina, muy sabrosa y con gas, la mejor que hemos probado.
También se fabrican el Poiré, con el mismo procedimiento de fermentación, pero con peras. Es común que acompañen un almuerzo o cena como bebida principal. Pero si buscan más alcohol, tenemos el Pommeau, un licor aperitivo; y el Calvados, con el que se lleva a cabo una costumbre antigua. Debido a sus propiedades digestivas, en mitad de una comida suculenta, se toma un vasito para “hacer lugar” y se continua con la ingesta. Lo llaman el Trou Normand, agujero Normando.
Si todavía no nos llenamos, podemos seguir con los postres. Un día nos dijeron “hoy van a probar la Teurgoule”, y ansiosos por la novedad esperamos. Fue poca la sorpresa y mucha la nostalgia al ver este arroz con leche con canela, con algunas diferencias de sabor, lógicamente, al que conocíamos. Así, fue que conocimos uno de los postres clásicos de la región, que cuentan que fue robado por los piratas normandos a los españoles.
Normandía fue una región que logro sorprendernos con su gastronomía, ya que con productos que podíamos reconocer, nos vimos cenando con sidra, poniendo crema a una pizza, comiendo queso y mermelada de postre, y hasta tomando un aguardiente en mitad del plato principal. Nos sacó del eje de lo aprendido para abrirnos los ojos de que en la gastronomía no hay pasos, orden ni reglas, más bien costumbres.
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