México: lucha libre al picante

Todo proyecto tiene un disparador, una chispa que enciende la llama. Nuestro viaje (o la idea de vivir nómade) no surgió, al menos con real fuerza, hasta unas vacaciones en México, un año y medio antes de nuestra partida de Argentina. Luego de estar 15 días viajando volvimos a La Plata, y sentimos que queríamos más; y no era por el descanso, sino que necesitábamos vivir cada lugar por más tiempo. Luego la historia ya la conocen, por eso, vamos a hacer un stop en este hermoso país que nos enamoró y nos hizo picar con su gastronomía.

Como siempre, en nuestros viajes la comida fue troncal y al momento de la planificación no dudamos en sumar, además de la Rivera Maya, otros destinos “menos turísticos” o donde uno pueda comer como comen los locales. Premisa clave para nosotros. DF y Mérida de la península de Yucatán, fueron las elegidas para visitar previo a las playas del Atlántico.

En nuestro primer día en CDMX, visitamos una famosa pulquería, para probar esta bebida alcohólica tan popular, el Pulque. Elaborada a base de una fermentación de savia, sólo se consigue aquí porque su fermentación es de corta duración, por lo cual es difícil encontrarla embotellada en un super. Pedimos una degustación y realmente no nos agradó demasiado por su textura tan viscosa, pero el lugar y la experiencia fue una de las mejores.

    

De acá nos fuimos caminando a ver lucha libre, pero para no ir con la panza vacía, frenamos en un puesto y probamos el Taco de ojo de Buey, si leyeron bien. Puso un ojo en la tabla, le saco lo duro, lo pico y al taco. Una delicia. Como estaba fresco vino acompañado de un Consomé, un vaso lleno como de una salsa de tomate bien picante, al menos para nuestro paladar criollo. Pero, nos hizo entrar en calor sin duda. Horas después, en el espectáculo, tuvimos que frenar a un vendedor y probar la famosa Torta de Jamón del Chavo del 8.

Mucho habíamos leído de los Tacos de Canasta. Su nombre proviene del recipiente donde se guardan para mantenerse caliente y es un estilo más bien callejero de los tacos. El centro de CDMX era el lugar indicado para probarlos. Pedimos todas las variedades; de papa, de chicharrón en adobo, chicharrón en salsa verde y frijoles refritos. Además, hay grandes recipientes donde podés servirte guacamole o verduras hervida (ambas opciones ya vienen con picante). Nada light y nada suave el asunto, pero muy rico. El picante se sintió en cada rincón de este taquito diminuto con apariencia inofensiva. El sabor de Ciudad de México estaba acá. Es el almuerzo de millones de mexicanos que durante el día optan por esta comida rápida.

Una noche decidimos cenar en el famoso Tenampa, ubicado en plaza Garibaldi. Este bar/restaurant se caracteriza por estruendoso ambiente, donde pueden sonar 5 o más bandas de Mariachis al mismo tiempo y en la mesa de al lado ver a 4 personas de las manos conectándose a una batería de auto para que les dé “toquecitos” eléctricos. Entre todo esto, uno come y bebe muy rico. Nos pedimos un plato de Enchiladas Suizas y Huarache con costilla, acompañado de unas Micheladas, cerveza con jugo de limón y el borde del vaso está decorado con sal.

       

A pocos pasos está el Museo del Tequila y el Mezcal, no se lo pierdan. No solo es un paseo con información del proceso, sino también se puede conocer los miles de botellas en exposición que hay. Y, lo que todos esperamos… la degustación en la terraza con visa a plaza Garibaldi. En este preciso momento entendimos que el tequila, y el mezcal, no se toma de un golpe, son muy sabrosos y se dejan degustar muy bien sorbo a sorbo. En la tienda del lugar encontramos un sinfín de artículos que tuvimos que llevarnos a casa, como los Gusanos de Maguey secos y salados, y Chapulines, o grillos, salados. Ambos como snacks son una delicia y fueron parte de las juntadas luego en argentina.

Luego de esta incursión, teníamos que probar La bandera, 3 vasos con los colores mexicanos. 1 shot de jugo de lima, 1 de tequila y 1 de sangrita, este último es un jugo a base de tomate, salsa inglesa y tabasco. Todos los sabores son realmente intensos, pero después del primer choque se disfruta mucho. ¡Acido, fuerte y picante!

Capítulo a parte para la cerveza, a contrapartida de las comidas picantes y las bebidas blancas fuertes, la cerveza es especialmente suave y refrescantes. Incluso las negras son livianas. También es entendible porque las temperaturas promedio lo exigen.

Sólo visitamos el DF, pero podemos decir que la gastronomía mexicana, nos volvió locos. A pesar de chocarnos con el picor y estos sabores intensos y calóricos, realmente nos fascinó. México es un país enorme con regiones muy distintas, pero las tortillas siempre vienen para acompañar, son nuestro pan, el maíz es nuestro trigo y la palta o el aguacate es la compañía perfecta para todo. En el próximo encuentro estaremos probando las delicias Yucatecas con unas chelitas bien frescas en el Atlántico. ¡Viva México!

           

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