Los clásicos de Bélgica

Un pendiente en nuestro viaje, era este país del que no se habla tanto, al momento de visitar Europa. Un territorio que ha sido nombrado de muchas maneras y ocupado por varias civilizaciones, que incluso es apodado como “el campo de batalla de Europa”. Su vasta historia decanta en un ida y vuelta de aprendizaje con cada persona que paso, esto se traduce directamente a la gastronomía de Bélgica. Una mestura fantástica de sabores regionales amoldados a gusto y piacere del comensal. Se dice que, en Bélgica, la comida se sirve en cantidades Alemanas y con calidad francesa.

Primera parada, llegamos a Bruselas dispuestos a conocer y degustar cada rincón. Siendo media tarde, luego de pasar por el barrio europeo, donde se ubica la sede de la unión europea y el Parlamento europeo entre otros, encaramos para la Grand Place o Grote Markt donde los edificios ya son de otras épocas. El olorcito que merodeaba por las callejuelas del centro nos hizo saber rápidamente que los Waffles estaban muy presentes. Es así, los Gofres, como son llamados, es un postre o tentempié típico, para comer a la andanza mientras uno camina, aunque reconocemos que se vuelve algo difícil y tuvimos que frenar y sentarnos para disfrutarlo. En este caso probamos la especialidad Gofres de Bruselas que son rectangulares y grandes, acompañados de lo que se te ocurra, helado, chocolate, Nutella y todo tipo de Toppings. También existen los Gofres de Lieja, que son más pequeños y dulces, lo que lo ubica más en lo que es un postre. En este terreno, el Budín de Pan y la Tarta de Arroz, son clásicos de antaño.

Cuando el sol caía y el celular marcaba que habíamos caminado 24km, literalmente. Creímos que lo más conveniente era no estirar esta agonía. Al grito de ¡Bière, Bier o Beer! llegamos al Delirium Café, ubicado en un callejón frente al Janneken Pis. La cervecería que tiene desde el 2004, el record Guinness de mayor variedad de cervezas, ostentando cerca de 2500 y donde cada una se sirve en su vaso correcto. Bruselas es considerada por algunos como la capital mundial de la cerveza y este bar le hace honores. Suele ser un lugar donde es imposible sentarse desde la tarde temprano, pero pandemia de por medio, lo recorrimos e incluso elegimos mesa, todo en un ambiente distinto al habitual.

Imaginen lo difícil de la elección, por la variedad y sobretodo los estilos locales que no conocíamos. Como siempre, están las de fermentación baja, la tradicional que conocemos, cervezas pilsner doradas y suaves como por ejemplo la Stella Artois, cuya fabrica se encuentra en Leuven; cuando quisimos hacer la visita, estaban canceladas por protocolo. Y también las de fermentación alta, donde aparecen las cervezas de Abadía o Abaye como la conocida Leffe, que mantienen la receta original de los monjes y llevan el nombre de una Abadía en funcionamiento o abandonada. Son cervezas turbias con un tono dulce y de color marrón. Similar a las trapenses que son producidas por monasterios Trapenses exclusivamente. Las variedades son casi infinitas, pero no podemos deja afuera a las dobles o triples fermentadas, y las de fermentación espontánea como la Lambic. Solo hay algo que podemos recomendarles, prueben todas las que puedan. Son distintas y muy amables al paladar.

La ginebra es otra bebida de la cual se puede hallar más de un centenar de variedades, es muy reconocida. A causa de esta joven tradición que adquirimos en nuestro país de que la cerveza va con papas fritas, en nuestro segundo día en Bruselas, decidimos ir por ellas. Nos hablaron mucho sobre las Frites belgas y siempre atentos escuchamos. Decidimos no investigar mucho, probarlas y luego ver qué tan distintas eran a las del resto del mundo. Averiguamos una friterie que las cocine bien al estilo local y fuimos. Resulta que sí, son muy muy buenas y bastantes pesadas. Tienen con qué agrandarse. El secreto es, doble fritura y una de ellas, o ambas, en grasa de Buey, lo que nos hace entender cómo después de un cono compartido no podíamos movernos.

    

Si de vidrieras hablamos, nos quedamos con las de chocolates, por aroma y delicadeza. Pues, es una especialidad belga, sobre todo los bombones de praliné, bombones rellenos de almendras o avellanas confitadas en caramelo. Son reconocidos en todo el mundo por su alta calidad a la hora de producirlos. Damos fé de tal belleza. Antes de irnos de Bruselas y conocer otras ciudades, hay algo que tienen que saber. Es una gran obviedad, pero los Repollitos de Bruselas son un producto muy utilizado y lo llaman de la misma manera, Chou de Bruxelles.

Nuestro viaje siguió su rumbo por Brujas, Gante y Amberes, ya en la Región Flamenca o Flandes. Es así que comenzamos a ver en las mesas los Moules Frites o Mejillones con papas fritas, un plato típico de restaurant con algunas leves diferencias o variedades a la receta de Bretaña. Pero no es el único plato que se puede ver en las pizarras, Carbonnades flamandés es un sabroso estofado de carne a la cerveza belga, acompañado con papas fritas, de que otra manera podría ser. Otro clásico flandés, son las Albóndigas con cerezas agridulces y jarabe. También, Anguila en Verde, tal como indica su nombre es el animal en una salsa a base de hierbas con una tonalidad bien verdosa. En la caminata por las magníficas calles de Brujas, frenamos a almorzar en un antiguo bar del año 1515 llamado Herberg Vlissinghe, donde comimos una tapa de albóndigas a la cerveza negra y otra de una especie de salchicha blanca cocida. ¡Exquisito! Acompañado de dos terribles chops de Cerveza.

Las noches, en el alojamiento, venían acompañadas de queso belga. Existen más de 80 variedades y aunque no probamos todos, algún gustito nos dimos. El Queso de Abadía, fue una de las víctimas. Otros muy ricos, son el Orval, el Gouda Belga. En general son amarillos, con estilos más similares a los argentinos. Para después de cenar tirado en la cama o cualquier otro momento, existen unas galletas que son el símbolo nacional no oficial, las Spéculoos. Finas y crujientes, de sabor muy particular, del estilo navideñas. Se encuentra en gustos de helado, viene una crema para untar de la misma galleta, toppings para los gofles, etc. Están en todos lados.

Cerca de una semana estuvimos viajando por este país, y nos faltó mucho por conocer de su cultura, territorio y gastronomía. Es increíble que un espacio tan chico tenga tanto para entregar. Encontrarnos con wafles, papa fritas y frituras, como parte del fast food, también estofados y recetas de época de hambruna o guerras, y hasta productos con delicada producción como la cerveza y el chocolate. Es variado y lo sencillo es también exclusivo.

Bélgica sorprende de lo lindo y te pide que vuelvas por más.

      

En Instagram: @chonesxelmundo / @cieloytierra_ar

google.com, pub-1439567897735012, DIRECT, f08c47fec0942fa0
google.com, pub-1439567897735012, DIRECT, f08c47fec0942fa0
google.com, pub-1439567897735012, DIRECT, f08c47fec0942fa0
google.com, pub-1439567897735012, DIRECT, f08c47fec0942fa0
Verificado por MonsterInsights