Lebrel: la primera focaccería de la ciudad

Augusto y Agustina -Agus o Tina como la conocen sus amigos- son los creadores de Lebrel, una marca que nació en cuarentena como un proyecto de cocina con elaboración de hamburguesas para hacer en casa. Luego vinieron los sandwiches con productos ahumados (vacío braseado) con pan de focaccia, y más tarde el pan italiano tomó protagonismo y se instaló como la estrella de la marca.

«Nos empezaron a pedir el pan sin el sandwich, y ahí nos dimos cuenta que era un pan que le gustaba mucho a la gente y que no había un lugar que ofreciera específicamente focaccias», cuenta Tina cuando le preguntamos sobre la reconversión de la marca. Augusto es cocinero y Tina es organizadora de eventos. En 2020 unieron fuerza y apostaron a un emprendimiento gastronómico como pocos: una focaccería. Trabajaron 6 meses con take away y delivery. Hace unos días inauguraron su local en calle 10 y 45, y hoy hacen honor a tener la primer focaccería de la ciudad.

Materia prima de calidad, una nostálgica historia familiar fusionados en un resultado final excitante.  «En estos días yo pensaba… con tanta inmigración italiana, a nadie se le había ocurrido poner una tienda donde se venda pan italiano?», dice Agustina (nieta de inmigrantes italianos) y agrega: «Acá la gente come pan francés, es raro…. Yo tengo a mi nono en el corazón y cocinaba como los dioses. Cuando Augusto hizo la primer focaccia me hizo rememorar las pizzas al molde que hacía mi abuelo».

   

Augusto es quien amasa, hornea y también quien se encarga de las compras para ofrecer un buen producto. Tina toma los pedidos, y maneja las redes sociales. En horario comercial (de 13.00 hasta agotar stock), ambos atienden al público. «Aca no hay focaccia solamente. Tratamos de contar una historia», dicen. El lugar te traslada a un viejo almacén europeo. Una ambientación curada por sus dueños con objetos con historia.

El mostrador de Lebrel se luce con las focaccias recién horneadas. La foccacia Pera y roque es notable. También encontrás variedades como Romero, Pesto, Queso ahumado, Panceta y parmesano, Hongos, roquefort y parmesano, Jamón crudo, cebolla y olivas, Papa, romero y parmesano, y más (desde $320). Lo ideal es encargarlas con anticipación porque ¡vuelan!.

La focaccia debe tener miga leve y superficie levemente crocante. La materia prima y el tiempo de fermentación son clave para un buen producto. «Nosotros usamos harina 5 estrellas de Campodónico, un aceite de oliva de primera calidad (es fundamental) y vegetales frescos y buenos quesos y embutidos. Porque lo importante es cuidar el producto».

Los platenses estamos felices de contar con una focaccería en la ciudad. Junto a una nueva generación que resignifica el valor de las comidas de nuestros ancestros y que vuelve a poner el pan en boca de todos. «La comida es amor. Él es cocinero, le mete mucha garra, es muy perfeccionista por lo que de alguna manera el productos siempre va mejorando», dice Tina a lo que Augusto concluye: «La focaccia va on todo… con un vermucito, una tabla de fiambres y alguna pasta. La sociedad consume un pan francés todos los días. Por qué no un pan italiano».

     

Dirección: 10 e/ 45 y 46
En IG: @el.lebrel

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