El imperio della cucina romana

Italia es un país del que éramos fanáticos sin siquiera haberlo visitado. Fue así que antes de nuestro viaje a la Argentina, pudimos visitar Roma en un contexto extraño producto de la pandemia, con escenarios como una Fontana Di Trevi casi vacía o un Coliseo cerrado. Pero, además de recorrer una capital casi libre de turismo, comer estuvo en el puesto uno de nuestras actividades programadas.

En nuestro inconsciente, pizza y pasta son sinónimos de Italia, y es una realidad, pero no termina ahí, hay más por descubrir. Nosotros nos propusimos probar las especialidades romanas y de la región de Lazio, y tratar de no caer en las de otras regiones que ya las conoceremos…pronto.

La gastronomía romana es sencilla y muy rica, pero al ser una de las ciudades más turísticas del mundo, es muy fácil caer en la trampa para turistas y no probar las verdaderas recetas de la zona. Además, una aclaración de las cartas italianas es que se dividen en: Antipasti, primer plato, segundo, postre y café. Es simple, o vamos por cada uno de ellos y explotamos o elegimos tranquilamente lo que queremos.

Dentro de los Antipasti romanos típicos encontramos el Suplí alla Romana, que se trata de una croqueta frita rellena de arroz con mozzarella y salsa de tomate, que también puede venir como picoteo con algún cocktail aperitivo. Carciofi alla Giudia, es una alcachofa frita y salada, plato típico judío de roma que se encuentra en restaurant principalmente. Fiori di Zucca, son hojas de calabaza frita, una entrada que vale la pena probar.

   

Si de Pastas o primeros hablamos, la pasta a la Carbonara es mundialmente el plato romano más famoso. La salsa es simplemente huevo, guanciale (chacinado de cerdo), queso Pecorino y pimienta negra, no lleva crema ni champiñones, como podemos ver por el mundo. Otro plato super simple que refleja la gastronomía que emerge de una zona con un pasado pobre, es el Cacio e Pepe, que significa queso y pimienta, y sin faltar a su palabra solo lleva Pecorino y pimienta negra. La belleza de lo simple está representada acá, no duden en probarlo. También, Pasta all’Amatriciana, Salsa de tomate, guanciale y Pecorino, está presente en todos los menús. Es muy importante degustarlos en restaurant que produzcan su propia pasta casera, la diferencia es abismal.

Ahora, si no estamos llenos, pasamos al segundo. Normalmente comandado por carnes. Un viejo conocido romano es el Saltinbocca, fino filet de ternera con una lonja de prosciutto (cerdo) y una hoja de savia encima, salteado en manteca. Una pequeña bombita. Coda alla Vaccinara, es rabo de toro estofado con hierbas aromáticas y rematado con verduras. Algo más pesado, Trippa alla Romana; son callos o tripas cocidas en salsa de tomate y pecorino, una dupla que se repite.

Un conocido por los argentinos es el Abbacchio, o simplemente cordero, y se prepara de diversas formas, pero al forno es el más típico y se sirve con papas y romero. Para los amigos de la pizza llega la o las Pizzas romanas. La tradicional, es muy distinta a la Napolitana, por ejemplo. Son individuales, pero grandes y de una masa muy delgada y crujiente por partes. Es muy rica, pero algo diferente a las pizzas que estamos acostumbrados a comer en Argentina.

Otras opciones muy propias de Roma, son las Pizzas al Taglio, que son más gruesas y te las cortan en rectángulos de una pizza gigante para comer al paso. Así como también las Pinzas, ¡enamorados de ellas estamos! que son como una pizzeta ovalada de masa más liviana debido a que se produce con otras harinas.

    

Después de todo nos pica el paladar dulce, ¿a quién no? Es así que se ve por todos lados el Maritozzo, una bombita de masa rellena de crema Chantilly. Pero el Gelato, donde quiera que haya nacido siempre es protagonista. No vamos a vender que es tradicional de Roma, pero sí, que tomamos un helado por cada uno de los 7 días que estuvimos en la ciudad y probamos el más rico en nuestra historia.

También nos dimos el gusto de probar un Tiramisú, por una recomendación.
Aunque es una receta del norte, nos decidimos y fuimos a elegir entre las 100 variedades que ofrecía ese local y sentarnos a ver el Pantheon con este regalo de los dioses. Tampoco hay que dejar de pasar por alguna de sus chocolaterías, hay mucha variedad y para todos los gustos.

El cierre, un digestivo: Grappa, conocida aguardiente, que en algunos restaurants te sirven un chupito con la cuenta. Sino, podes pedir un espresso italiano. Y no es novedad la fama de este café. Nos pareció delicioso e intenso. El capuccino es otro clásico que se consume para el desayuno normalmente.

Pero el comer no solo se trata del producto en sí, sino de momentos, y a pesar de no ser algo nativo de Roma, es una tradición entre sus habitantes. Uno que ocurre a menudo en las tardecitas cálidas de la ciudad, es el apero o aperitivo. Donde la cerveza, una copa de un buen vino italiano o un spritz son la bebida y acompaña alguna tabla de fiambre, Suplí o pequeñas bruschetas con tomate y oliva, bien Mediterráneo, que tienen origen en la región central de Italia.

Cada vez que visitamos una capital, resulta difícil poder diferenciar lo tradicional del lugar y lo del país entero, producto de la migración de personas que estas grandes urbes generan. En esta ocasión, conocimos una Roma golpeada por la crisis turística, donde su ritmo era cansino, lento y silencioso, pero sus comidas nos mostraron la energía, el temperamento y la pasión tana en cada bocado. Una vez más, pudimos leer la historia y la sangre de un lugar a través de su cocina, por eso
seguimos viajando y comiendo.

     

   

     

 

   

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