Imagínense entrar a una casa, atravesar el living y encontrarse con una enorme barra que muchos bares envidiarían. Dejarse llevar y sorprenderse es todo lo que está bien en Black Hidden Bar (BHB), un bar oculto en la ciudad que desde 2017 ofrece experiencias sensoriales con el espíritu de los speakeasies.
Y detrás de esta enigmática propuesta está Martín Alé, de profesión contador. Su pasión por las bebidas lo llevó a estudiar la carrera de sommelier, lograr la certificación SQA Scotch Whisky, y convertirse en el Bar Manager de John Doe. Recientemente se animó a sumarse un proyecto para la creación de un destilado: Dealers Gin, un producto que se lanzó hace apenas unas semanas. Pero desde hace 4 años, Tincho o Negro -como se lo conoce en el mundo de la coctelería- comparte con amigos (e invitados) su pasión por la coctelería en su casa.
Y la cosa es así. Para llegar a BHB es necesario ser invitado o formar parte del selecto grupo que conoce el lugar. «De alguna manera, tengo que conocer quién entra al bar, porque en definitiva este es el lugar donde vivo» dice Tincho. Los eventos ocurren los fines de semana, en la que unas 10 o 12 personas se reúnen alrededor de la barra para participar de una cena lúdica con pasos donde el maridaje toma protagonismo con las habilidades del anfitrión.
Cada cita, una experiencia diferente. Nosotros estuvimos en la Noche de Clase I, con un recorrido por la coctelería clásica. Probamos desde aperitivos como MiTo, Martini, hasta cócteles como Bee Knees, Cosmopolitan, Manhattan, Mai Tai, etc. Algunos de ellos, reversionados. Acompañamos los cócteles con un menú de 3 pasos. Mauro Lanciotti estuvo en la cocina (@kyodosushilaplata) y nos llenó de emoción el paladar con sus preparaciones: desde el sushi gunkan (arroz, queso, salmón en tartar (cocido al limón), hasta el pollo cítrico en remolachas, y el postre: mousse de café con ganache de chocolate.
Este viaje a los sentidos se completó con las narraciones de Tincho desde la barra y el sonido de un piano de fondo. Por un ratito nos teletransportamos a la época de la Ley Seca (de 1920 a 1933 en EEUU estaba prohibido el alchohol) cuando nacieron los speakeasy y hidden bars. Luego, hubo tiempo para que los asistentes pasáramos al otro lado para demostrar nuestras habilidades en la barra y hasta hubo sorpresa final con premios.
Una experiencia diferente, con aprendidajes y diversión asegurada. «Lo importante es transmitir una pasión, y creo que con BHB lo estoy logrando», sintetiza el anfitrión. Termina la velada pero la barra sigue abierta. Quienes desean continuar viaje pueden quedarse y hacerse dueño de la barra, por lo menos durante un rato.
En IG: @black.hiddenbar