En junio se celebró el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, una jornada especial dedicada a inspirar acciones para ayudar a prevenir, detectar y gestionar los riesgos transmitidos por los alimentos, contribuyendo a la seguridad alimentaria, la salud humana, la prosperidad económica, la agricultura, el acceso al mercado, el turismo y el desarrollo sostenible.
En el marco de esta celebración, ASA CONTROL realizó un webinar gratuito para propiciar la reflexión sobre nuestro comportamiento y conocimientos acerca de la manera de evaluar y conocer las distintas formas con las cuales todos podemos actuar manteniendo la inocuidad de los alimentos.
«Los alimentos nocivos, o la falta de inocuidad, son causa de numerosas enfermedades y contribuyen a otras afecciones que socavan nuestra salud. Por ejemplo, problemas de desarrollo y de crecimiento, deficiencia de micronutrientes, enfermedades transmisibles y no transmisibles. A nivel mundial, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) 1 de cada 10 personas se ven afectadas por enfermedades de transmisión alimentarias anualmente. Lo bueno es que la mayoría son prevenibles. Pero para poder prevenirlas es importante conocer cómo los alimentos pierden o no alcanzan su inocuidad», sostuvo María Laura Rodríguez, miembro de ASA Control junto a Romina Posobón.
ASA Control (@asa.control) es una consultora dedicada a la Administración de Servicios de Alimentación, con asesoramiento bromatológico, nutricional y de gestión para emprendedores gastronómicos y empresas dirigida por María Laura Rodríguez y Romina Posobón.
Disponer de alimentos inocuos resulta esencial para la salud de los individuos y su bienestar. «Sólo cuando los alimentos son inocuos podemos aprovechar plenamente su valor nutricional y los beneficios mentales y sociales de compartir una comida inocua. Los alimentos inocuos son uno de los elementos fundamentales que garantizan una salud adecuada«, aseguran las profesionales.
Uno de los pilares de la consultora ASA CONTROL es trabajar en la cultura de la inocuidad tanto de las empresas como del público en general. Cuanto más sepamos sobre la inocuidad alimentaria y más exigentes seamos en el cuidado de nuestra salud y de los nuestros, la inocuidad alimentaria se establecerá en la población, no solo en las empresas gastronómicas.
«La aplicación de un plan de inocuidad alimentaria trae numerosos beneficios«, dicen. «Disminuyen las enfermedades de transmisión alimentaria; disminuye el ausentismo laboral y educativo; disminuye los desperdicios haciendo que se ahorre dinero y se cuide el medio ambiente; y consecuentemente aumenta la productividad, además de mejorar la salud».
Durante el webinar, Rodríguez y Posobón diferenciaron dos conceptos que normalmente se confunden, o no se conocen en profundidad. Éstos son: la calidad alimentaria y la inocuidad alimentaria. «La calidad alimentaria hace referencia a estándares preestablecidos del producto. Estas características pueden estar definidas por el mismo productor donde establece qué características tendrá el producto que elabora: sabor, forma, tamaño, presentación, y hasta el precio, packaging, vida útil etc.»
«Cuando se analiza la calidad del producto final no se hace otra cosa más que comparar las características del producto final con esas características preestablecidas. Si coinciden, la calidad se cumple, si no coinciden, la calidad no se cumple. Estos requisitos, también son estipulados por el consumidor final, éste define cuáles serán las características que espera de un alimento que elige, y es por esto que elige uno y no otro. Lo que es de buena calidad para una persona, puede no serlo para otra», explican y subrayan la importancia del cumplimiento de las normativas vigentes.
«Pero cuando hablamos de inocuidad, este término refiere a la incapacidad de causar daño. Para los alimentos esta característica, no forma parte de la calidad, ya que debe estar presente siempre. Cuando hablamos de inocuidad alimentaria, nos estamos refiriendo a aquella condición que tiene que cumplir el alimento de manera de garantizar que no causará ningún tipo de daño al consumidor. La inocuidad alimentaria debe siempre estar presente y estar asegurada. Si no es inocuo, no es alimento».
Normalmente se adjudica la responsabilidad de la inocuidad al productor y/o hasta el comerciante, pero «no debemos perder de vista que todos somos manipuladores de alimentos y por lo tanto realizamos compras, transportamos alimentos, almacenamos y elaboramos. Y todos los requisitos que hacen a la inocuidad alimentaria que se solicita a nivel industrial, deben también aplicarse a nivel doméstico e individual. Debemos todos conocer cómo asegurar o cómo conservar la inocuidad de los alimentos. Todo este comportamiento hace a lo que se llama CULTURA DE LA INOCUIDAD».
Actualmente uno de los principales retos de las empresas elaboradoras de alimentos es la de generar productos que atiendan las necesidades de los consumidores mediante planes de inocuidad robustos. Las tecnologías que se utilizan hoy en día para conservar alimentos se enfrentan a nuevas demandas las cuales están enfocadas a generar productos naturales, poco procesados y con menor cantidad de aditivos. «La industria también se encuentra bajo la necesidad de atender otras demandas tales como las ambientales, hacer uso eficiente de los recursos naturales y reducir la contaminación proveniente de los envases. De esa manera se considera un sistema llamado UNA SALUD (ONE HEALTH) donde están involucrados estos tres pilares: la salud humana, el medioambiente y el bienestar animal», indican desde ASA.
Los sistemas de inocuidad alimentaria entonces tienen como objetivo establecer los lineamientos a seguir para poder cumplir con los estándares de inocuidad que la industria alimentaria requiere. «La educación y capacitación en inocuidad alimentaria, a los altos mandos, mandos medios y empleados de rubro gastronómico y también al consumidor buscan mejorar e influenciar en el comportamiento de las personas de manera de hacer madurar la cultura de la inocuidad en la población», concluyen.
ASA CONTROL brinda servicios de capacitación, auditorías internas, y desarrollo e implementación de sistemas de gestión de la calidad basados en procesos, evaluación de riesgos y fomentando la maduración de la cultura de la inocuidad.
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